6 abr 2010

P.D.:...No hace falta que diga nada

No hay nada más complicado de describir que la perfección, es que tienes, esa que me regalas cuando sonríes.
Vuelves y llenas de luz toda aquella oscuridad. Vuelves y resucitas mi alma moribunda. Vuelves y, me das tu mano, llenas de paz, de tranquilidad, de ilusión cada uno de mis rincones…
Paseas conmigo por las turbulentas aguas de la vida, caminando despacio, tranquilos, sin prisas ni miedos, me das tu verdad, tu sonrisa. Soy el dueño legítimo de cada uno de tus suspiros que nacen de tu boca para morir en mi mente, el dueño, por derecho propio, de tu piel, de tus ojos y tu corazón.
Paseo hoy por dónde ayer  el reflejo de la luna te besó los ojos  y los llenó de luz para iluminar nuestra senda en la vida, recuerdo cómo me perdí en la profundidad de su oscuridad, como no quise despertar de mi letargo cuando nos mirábamos, de cómo pintaste el cielo de color celeste con tan sólo mirarlo. Camino y recuerdo tu voz en mi conciencia, tu voz angelical, tu voz cómo música tranquila, sosegada, especial y emocionante, esa voz que me hace subir al cielo  de tu mirada. Te confieso que morí en cada uno de esos suspiros que soltabas al aire esperando que mi torpeza despertara para darte un beso, un beso de canela, fresa, miel y menta tan fresca como la que nacen de tus labios. Tanta vida me das, tantas ganas de luchar, vivir y mirar más allá,  tanto que vivir nos queda ahora a los dos.
Lucho en mi conciencia por recordar tu mirada perdida en la mía, cuando sobraron las palabras porque habló nuestras almas, porque “no te vas a caer” mientras esté a tu lado.
Te miro hoy y siento todo aquello que borré de mi mente, te miro y siento ilusión por vivir, esa que un día perdí. Te miro y tiemblo, porqué  este barquillo en el que navegamos no lo quiero ver naufragar, porqué te vas y me dejas en la más tenebrosa soledad sin tus caricias, que hacen que mi piel se estremezca, porqué te echo de menos en cada noche en mi habitación,  echo de menos todo y cuanto me recuerda a ti, echo de menos tu mano en la mía agarrándome fuerte, echo de menos tu mirada perdida y llena de ilusión cuando te digo “la verdad”…
No te cambiaría por esa luna que en nuestro cielo se postra para alumbrar nuestros pasos haciendo gigantes nuestras sombras en el infinito, no cambiaría el lunar que se difumina en tu cara ni por el oro más puro que exista, porqué no hay más riqueza para mí que despertar a tu lado cada día, ninguna riqueza que supere el brillo de tus ojos al mirarme, nada más humilde que tu sonrisa juguetona que revolotea por mi pensamiento, que no me deja respirar si no es a tu lado.
Gracias, ahora aquí tienes mi reino de sueños, mi patria sin tierra para ti, aquí tienes lo único que tengo y que te puedo dar, lo único que nadie me puede arrebatar, mi verdad, que lo puedo resumir en la simpleza y la profundidad de una frase: Te quiero.
P.D.:  ¿ya lo sabes no?.
P.P.D: No te escribiré cartas todos los días, pero prometo que cada beso que te dé, sea como el final del mundo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te quiero.

Anónimo dijo...

Todavía estoy aterrizando...ha sido como humedecer nuestros labios en un beso angelical. Ni vergüenza, ni torpeza...astío placentero.