12 abr 2010

...Eterna...

Cierro las persianas que dejan entrar la tenue luz de la vieja farola por sus rendijas.
Me acomodo en la frialdad de mi cama, dibujando con mis dedos el inmenso paraíso de tu cuerpo,  atormentado porque tu silueta no está ya en mi colchón, batallando con mi mente por no dormir y quedarme en éste  infinito letargo que me hace soñar despierto con tus besos.
Estás aquí, tan cerca, tan de verdad, que me da miedo. Todo aquello que un día soñamos se hace hoy realidad, mis manos  recorren tu piel de seda dejando tras de sí un rastro de infinita felicidad. Y me miras, callas el sonido del universo que a veces no me deja apreciar la dulce melodía que de tú interior nace cada día. Ahora, aprendo día a día de ti, de tu forma de sentir, de ver la vida, de disfrutar cada segundo, cada minuto, cada instante que me regalas y endulzas con el sabor de tus labios.
Quizás es nuestro destino, tanto tiempo, tantas trabas entre los dos, para que al final reinara todo aquello tenía que reinar, la paz que nace de tu mirada  y que apacigua el confuso sentido de mi vida.  Mientras duerno, apareces en mi mente, y juntos dibujamos aquella puesta de sol que parecía nunca terminar. Recuerdo tu soplido que erizó mi piel haciéndome sonreír, qué risa más infantil, pero cómo eso mismo me haces sentir, como un niño. Eres mi inicio y mi fin, cualquier realidad sin ficción, eres tú y con eso me vale.  Porqué apareciste cuando más te necesitaba para nunca desaparecer, porqué la vida durará lo que dure ésta locura que nos empeñamos en hacer crecer día a día.
Me haces vivir encadenado eternamente a la más bonita de las celdas, a tu cintura, paseando por todos aquellos paisajes que coloreaste de purpurina para mí.  Volando, vamos más allá de cualquier estrella, dejándolas atrás saltando en cada una de ellas, para descansar en nubes de algodón. Sinceramente, prefiero descansar en tu pecho con el sonido relajante de tu palpitar en mi oído.
Campanilla, vuelve a ser todo aquello que un día fuiste inundando con tu eterna sonrisa mi caminar en la vida, cada rincón de oscuridad en medio de ésta frialdad. Corramos hacía ningún y ningún lugar…
P.D: Te quiero.

No hay comentarios: