26 abr 2010

Nada más...

Que complicado resulta plasmar lo que siento cuando te miro, es una mezcla de felicidad, esperanza, nerviosismo y miedo.
Felicidad, porque me regalas la luz de tu mirada cuando me miras. Me enseñas el mundo como es, haciéndome ver lo perfecto e imperfecto del mundo, que lo haces convertirse en obras maestras. Felicidad porque abres de par en par el cielo y dejas que la luna alumbre mi caminar, que es el nuestro. Felicidad porque borras cualquier otro recuerdo y creas un mundo dónde sólo estamos tú y yo, y eso es la mayor de las alegrías.
Esperanza, porque me iluminas el camino a seguir, me transmites la esperanza de luchar cada día,  y vivir como si fuera el último día. Esperanza de contar y empujar las manillas del reloj para verte a mi lado, para poderte besar. Esperanza porque pintas infinitud de colores el cielo gris. Esperanza de saber qué me quieres y que de la mano caminando la vida nos llevará a un buen final.
Nerviosismo, porque  jamás me sentí tan nervioso cuando estás tan cerca y mis manos te pueden acariciar, dejando que hablen por nosotros nuestros besos y sin escribir todavía ningún final. Nervios, porque me como el mundo esperándote en aquel lugar, porque no consigo describir lo que siento cuando nos fundimos, porque no se explicar la extraña sensación cuando me miras, y eso se llama amor.
Miedo, miedo de volver a tropezar y no aprender, miedo a vivir sin ti, miedo a no saber que es la vida si tú no estás, miedo a volver a empezar, miedo a perder el norte sin ti, miedo a esperar y no verte venir, miedo a que todo esto solo sea un final. Pero cuando me das tu mano, el miedo desaparece, desaparece todo aquello que no me deja ver allí dónde queremos llegar.
Y sin nada más que decir: P.D.:…¿lo sabes no?

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