26 may 2009

Cuando no quieras sonreír....

Me levanté de la cama, con lo bien que estaba con tus besos de canela en rama…
Cuando creía que la inspiración me abandonaba para siempre, como un niño me perdí de nuevo en tus ojos y mirando a las estrellas me vuelve a aparecer esta inmensa locura. Y grito al cielo GRACIAS, gracias porque te cruzaste en mi vida cuando todo parecía perdido, cuando no tenía luz al final del túnel, y ahora, ya lo has visto, no puedo dejar de mirarte, porque es tu persona con la que concibo el sueño más dulce que nadie pueda tener, tan dulce como tu voz, como tu sonrisa, ¿cómo no va a ser dulce si sueño contigo?
Después de una larga noche en la que perdimos los papeles, en la que la luna sentía de celos de que te tuviera entre mis brazos, besándote, mirándote, acariciándote, después me desperté, tú seguías acurrucada en la cama, me desperté para ver si era cierto que te tenía a mí lado, y era tan real. Después de pasar la noche teorizando acerca del amor, tu cuarto se cierne ahora sobre mí, salí de la habitación con el miedo de que cuando volviera no estuvieras durmiendo plácidamente, que volví tres veces para mirarte. Cuando volví, seguías allí, tan tranquila que no quería despertarte para decirte lo tanto que te quiero.
Era muy temprano, el silencio de la noche solo se rompía por los grillos del jardín y por tu respirar, qué en el fondo es el mío, la luz de las estrellas penetraba por cada rendija de la persiana, sin pensar en nada nuevo bajé al jardín para cortarte la más bella de las flores que un día te envíe en una foto, la puse a tu lado en la cama para que perfumara tus plácidos sueños, me senté en la silla de nuestra habitación, a esperar ver amanecer.
Todo pasaba tan rápidamente que parecía mentira, ya el sol se levantaba detrás del horizonte, ya alumbraba con sus primeros rayos de luz los árboles del jardín, ya empezaban a entrar y a ganarle el pulso a la oscuridad de la habitación, ya llegaban a las sábanas que desarboladas estaban quitándote el frío, esas sábanas que servían de refugio improvisado de nuestro amor.
Y entonces, fue todo tan mágico…, el rayito de sol te alumbró tu cara, y la inspiración que tanto echaba de menos volvió a aparecer, estabas tan preciosa, tu cara era tan fina, como tallada por ángeles, tu pelo brillaba como el sol en los cristales, tu boca, estaba tan apetitosa como siempre para apagar mi sed, y entonces, abriste esos los luceros que tienes por ojos, abriste las puertas del cielo, y más verdes que nunca me miraron, eran tan preciosos como el color del mar cuando al atardecer el sol se refleja en él, era todo tan mágico…
Me miraste y me preguntaste: ¿qué haces ahí?, y te dije: no podía dormir, y te quería ver despertar, sonreíste, no me hace falta ya morir para estar en el paraíso, porque estoy en el paraíso de tu felicidad, miraste a tu alrededor, y viste la flor, volviste a sonreír, quistaste las sábanas que cubrían tu cuerpo, como una diosa de la mitología romana, se pegaron a tu cuerpo dibujando cada una de tus curvas por las que he conducido sin freno, te acercaste a mí, me besaste en los labios, y como si de una película de amor se tratase, la luz iluminó toda la habitación, sin querer le había dado a la luz, y te volví a mirar para decirte que contigo la vida sabe mejor, que la vida a tu lado no la cambio por nada, que no me hace falta más decirte que te quiero, porque mis ojos hablan por mí.
Este sueño es realidad …siempre tuyo y a veces del viento mi vida…para que ese viento te susurre, TE QUIERO… cuando no quieras sonreír.

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